jueves, 15 de mayo de 2014

Pregón nº 27 de San Isidro Labrador a cargo de D. Francisco Moreno Torés.








PREGÓN Nº 27 DE SAN ISIDRO 2014 A CARGO DE FRANCISCO MORENO TORÉS.

    Muy buenas noches, con palabras así da gusto empezar en el pueblo donde uno ha nacido; agradecer, lógicamente, tanto a Rafael como a Cristina sus palabras y desde luego mucho de lo que han dicho, todo verdad, pero poco merecido, yo creo que Periana se merece todavía mucho más; un aplauso para ellos porque de verdad, de verdad, de verdad que me ha encantado la presentación que han hecho.
    Sin más dilaciones, comienzo el pregón para todos ustedes
   -Sres. concejales y autoridades, mayordomos y Hermandad de San isidro, vecinos de Periana, amigos y visitantes: Buenas noches a todos y bienvenidos a las fiestas de nuestro Patrón San Isidro 2014.
   -Cuando hace alrededor de dos meses los mayordomos me pidieron que fuese el pregonero este año, aparte de la gran responsabilidad de pregonar en San Isidro y en mi pueblo, un gran problema añadido se me planteó: qué podía decir, qué tema podía tocar… que no se haya mencionado ya por alguno de los 26 ilustres pregoneros que me han precedido. Y es más, que ha sido dicho y contado de manera elegante, brillante y lucida; en prosa o en verso, pero que nos ha llegado a lo más hondo del corazón. Basta nombrar a José Luis Navas (el primero) o a José García Téllez, Rafael Núñez Ruiz, Antonio Ruiz Torés, Juan Manuel Núñez Arrebola, Miguel Blanca Gómez, Mercedes Alarcón, José Manuel Frías Raya…  y todos los demás… hasta llegar a Rosa María Rodríguez, el año pasado. Basta decir sus nombres, digo, para saber de la categoría personal y profesional de cada uno de ellos…
   Y todos nos han recordado unos hechos lejanos o cercanos vividos en Periana en torno a San Isidro. ¡Tan ameno y bonito lo han hecho, año tras año, que al tiempo que oíamos sus relatos, nuestras fibras más sensibles nos hacían recordar y suspirar, a la vez, invadiéndonos una profunda y sentida emoción!.
     Pues bien,
  -Quienes por trabajo, por estudios o por cualquier otra circunstancia han pasado algún tiempo lejos de Periana, probablemente les haya ocurrido algo parecido a lo que les voy a contar de mis propias vivencias.
     Con tan solo diez u once años, un niño todavía, emprendo un largo viaje hasta Béjar, en Salamanca, con otros compañeros de nuestro pueblo y parecida edad (Pedro “mendas” y Rafael “catalino”, entre otros) para estudiar con los Padres Teatinos…(¡Menudo frío con todo nuestro alrededor nevado durante el invierno que parecía no terminar nunca!); tres cursos más tarde nos trasladan a Palma de Mallorca para continuar cuarto y quinto de bachiller (¡Aquello ya era otra cosa!); en todos esos años solo volvíamos a Periana un mes al año: el mes de Agosto.
   ¿Y por qué tan lejos siendo tan niños? La razón es muy sencilla: no hay instituto en Periana, el más cercano está en Vélez; y estudiar en él supondría un gasto excesivo que no lo podía soportar la nada boyante economía de nuestros padres;  por tanto, y si queríamos estudiar sin hundir por completo a la familia, había que resignarse y cargar con la separación de los seres queridos durante once meses al año.
   Por ese tiempo e incluso el posterior, estudiando ya en Málaga, cuando llegaba el mes de Mayo… algo un tanto extraño pero tremendamente placentero ocurría en mi interior; un nerviosismo, una morriña, un desasosiego, una inquietud, una somnolencia especial se apoderaba de mí  y en volandas me traslada a Periana.
      A medida que pasan los días y se va acercando el 15, con mucha mayor claridad una multitud de imágenes se acumulan y pasan por mi mente en unos instantes, como si fuera una película hecha realidad; y así…
    -La toma de medidas y las varias pruebas del traje en casa de la modista, en mi caso Catalina de Zorrilla, es la señal de que San Isidro se acercaba. Es algo que no se puede esquivar porque la costumbre dicta que hay que estrenar traje y zapatos en San Isidro; zapatos que nos dejaba más de una rozadura, cuando no pequeñas heridas sangrantes, y traje que nos incomodaba sobremanera porque el encargo de nuestra madre ese día era: “ni ensuciar, ni manchar”… con lo cual apenas te podías mover con naturalidad. Pero todo se soporta, ¡es San Isidro!
    -El engalanado de las calles con banderitas y ristras de bombillas así como el montaje de “los puestos y atracciones” dicen ya a las claras que San Isidro está a punto de llegar.
    -Y el subir a la estación, o al cruce (los empalmes, decíamos nosotros) para esperar la llegada de la banda de música (casi siempre de Vélez, aunque también en ocasiones de Benamocarra, de Benamargosa y hasta de Alozaina) y que junto a los mayordomos acompañábamos mientras se hacía el pasacalles por el pueblo, es la señal de que las fiestas de San Isidro han comenzado.
    Ahora los recuerdos se entremezclan sin distinción de día concreto, pero cada uno se hace nítido para aflorar con intensidad en mi pensamiento:
·        Los fuegos artificiales anunciadores del inicio de las fiestas…  
·        Las vueltas y vueltas en el tiovivo y la noria…
·        Las “volaeras” con carrera incluida en el aire agitando pies y manos para alcanzar, agarrar, empujar y desplazar al de delante…
·        Los coches de choque que cuando más fuerza y velocidad necesitabas para chocar con alguien, el coche se paraba y otro te golpeaba… 
·        Los escobazos recibidos en el recorrido del tren del infierno (sobre todo en el túnel), que te aterraba, pero que una y otra vez volvías a repetir viaje…
·        El turrón de “Antonio el puesto”, siempre el primero en llegar…
·        Y la foto en el caballo de cartón de Ángel…
·        Y Ramón de las avellanas ofreciendo peladillas, pipas y, cómo no, avellanas…
·        El empujar en las “barquillas” para alcanzar altura o dar la vuelta completa, mientras el encargado, algo asustado quizás, se afanaba en frenar tanto
ímpetu mediante la tabla de freno; respiraba tranquilo cuando haciéndola rozar con la quilla de la barquilla conseguía, poco a poco, que se detuviera…
·        El circo con “la mula Francis”, los payasos y los trapecistas…
·        La carrera de cintas a caballo; cintas bordadas a mano y, quizás,  con el deseo de que fuese cogida por alguien determinado…
·        Ah! Y el baile después de la cena. Baile en la explanada frente al ventorro; Cuatro o cinco músicos de la banda componían la orquesta que amenizaba el baile hasta la madrugada. Como había que pagar, de niños nos apretujábamos contra la valla delimitadora para mirar por encima o por los resquicios entre los paneles; nos conformábamos con ver y escuchar la orquesta, reconocer a las parejas que bailaban y observar a quienes sentados en las sillas de tijera alrededor de los veladores de madera en los que no podía faltar las avellanas, las peladillas y la gaseosa Pemarca,  miraban y charlaban, como nosotros fuera.
·        Más tarde y cuando el baile pasó al “llano”, a la espalda de la iglesia, el escenario de los espectadores pasivos como yo, cambió y de estar tras  la valla pasamos a estar sobre el muro y quien había conseguido sitio en primera línea (cosa que no siempre era fácil de lograr), la panorámica era total. Aparte de ver la orquesta, el público y los bailongos en la pista, nos encantaba la orquesta ya más modernita o el conjunto musical que contaba con vocalista de quien nos atrevíamos a hacer algún que otro comentario. Y así… hasta llegar a las orquestas, conjuntos y cantantes actuales y sin tener que pagar entrada.
·        Las fondas como La Giralda de Pepito la Justa y Domingo “Panseco” después, la Posada de Joseico Arranquina y la Pensión del Chico Martín se encuentran al completo de feriantes y visitantes. Muchas casas acogen a familiares venidos desde distintas zonas de España e incluso del extranjero para la ocasión. Multitud de gente en la calle, sobre todo, en La Lomilleja y el Paseo de Bellavista,  por lo que el encuentro con familiares, vecinos o amigos que estando fuera vuelven a Periana por San Isidro, es frecuente por no decir continuo. Y la mayoría ha venido para cumplir una promesa hecha al santo: echar, personalmente, el trigo comprometido durante la procesión del día 15.                   

     Seguramente la cara de felicidad y ausencia es tan grande que no pasa desapercibida y un codazo del compañero de pupitre me advierte que el cura responsable del salón de estudio se está dirigiendo a mí  indicándome que aterrice y deje de estar en babia… Eso y las risas de los compañeros me hacen retornar a la realidad y continuar con las actividades que tocan: ejercicios y estudio. Pero es por poco tiempo… en cuanto se restablece el silencio…, vuelve el relajamiento…, y… el avión o el tren AVE actual son caracoles en comparación con la velocidad con que el pensamiento me lleva, de nuevo, a mi pueblo: 15 de Mayo, ¡EL DÍA!.
   -Desde muy temprano el trajín de toda la familia de la casa es enorme. Hay que hacer muchas cosas y no hay mucho tiempo. Y si además añadimos los nervios: ¡Cualquier cosa puede pasar!
    -Hay que calentar agua para lavarse… en una palangana… La comodidad de ahora de al abrir el grifo que salga el agua hirviendo en el cuarto de baño, era desconocida hasta algunos años más tarde. Y, posiblemente, esa agua la había llevado a casa uno mismo en un cántaro de barro llenado en los caños de esta fuente pocos días antes…
   -Desayunar algo, aunque fuese sin ganas,  porque la vuelta para la comida se haría tarde.
   -Vestirse con calcetines, traje, corbata, zapatos y correa -todo de estreno- lleva su tiempo por la falta de costumbre; y además hay que peinarse bien y perfumarse con unas gotas de colonia.
    -Y ya el tiempo apremia; hace tiempo que la banda pasó tocando y estará ya cerca de la iglesia; tocará durante la Consagración y la Comunión. Debe faltar poco para que las campanas repiquen el tercero y último toque; casi seguro que ya no hay sitio en la iglesia.
   -Efectivamente, cuando consigo llegar,  la iglesia está llena, es muy difícil ubicarse, hasta los pasillos están ocupados. Consigo acomodarme, de pie, por supuesto, en uno de ellos. Y empieza la Misa.
   -Tras la lectura del Evangelio, el párroco sube al púlpito desde donde domina a todo el gentío concentrado y con voz en directo, es decir, sin micro ni altavoces que no los había, comienza la predicación que, como es natural, hoy glosará la figura de San Isidro…
      Y se hará hincapié, por encima incluso de los milagros que se le atribuyen, a su ejemplaridad como marido, padre y labrador.  Es un hombre normalito de vida sencilla como trabajador del campo; como cualquier vecino de nuestro pueblo; por eso debe ser el ejemplo a seguir e imitar.      

-      Después de Misa, hay que lucir y presumir de traje y zapatos; y para ello nada mejor que un paseo por todo el real, un refresquito o cervecita y algún que otro baile en la caseta  que ahora sí es gratis (¡qué pasodobles aquellos!), o también simplemente disfrutar de la música que sale de los instrumentos de la banda.
-      Cuando echas cuentas, es tardísimo; hay que irse a comer y prepararse para la procesión.

   Las cinco de la tarde: cita inaplazable con San Isidro; va a comenzar su  procesión, su peculiar paseo por las calles de Periana recogiendo el trigo que los vecinos le ofrecen. Ahora se apretujan las imágenes deseando pasar todas a la vez:
   -Las campanas parecen querer romperse de tanto repicar avisando la salida de la Iglesia, toca la música el himno nacional, San Isidro en alto mecido por primera vez por los porteadores, la gente aplaudiendo. Impresiona. Sobrecoge.
   -No ha terminado de desaparecer esa imagen cuando vislumbro la siguiente: frente a la iglesia y desde los balcones comienza lo que será constante en todo el recorrido y hasta el retorno al templo cuando sean ya la una o dos de la madrugada: el trigo que cae, como si de un chorro de agua se tratara, desde la boca del saco sostenido por unos brazos vigorosos y resbalando por cabeza, rostro y cuerpo de San Isidro acaba por recogerse en las andas (andas que en esa época eran de madera). Difícil expresar con palabras el momento, es una estampa que entra en la retina y se graba en el corazón.
   -De nuevo irrumpe con prisa otra diapositiva, la tercera aunque esta es ya muy actual. Es el momento que tiene lugar en esta plaza donde nos encontramos y que será real mañana.
       -San Isidro se acerca a la plaza de la fuente que está al completo: plaza, terrazas, balcones, escalerillas, balates, entradas de las calles que en ella desembocan… todo está ocupado, no cabe ya ni un alfiler… y San Isidro avanza con dificultad entre tanta gente hasta posicionarse cerquita de la pila y de cara a la imagen homóloga que nos preside …
    -Se alza, se mece, se da la vuelta, se vuelve a mecer, se vuelve a alzar, se va hacia delante, se va hacia atrás; en algún momento da la impresión de que va a caer al suelo, ¡tantos y tan grandes son los movimientos  que los costaleros hacen!, pero no, San Isidro sigue firme, de pie y entero. Suena el himno, muchos asistentes lo cantan, todos aplauden y de las gargantas salen los vítores cargados de emoción, entusiasmo y veneración. Extraordinario. Maravilloso. Imposible contar todo cuanto sucede: “Casi anocheciendo, muchas, muchísimas velas encendidas, San Isidro meciéndose en alto, la banda tocando y la gente aplaudiendo es una instantánea, una foto fija, una postal que perdurará mientras viva”. Si el dicho afirma que una imagen vale más que mil palabras, sin duda ésta vale más de un millón. Y sí, faltan palabras para expresar tanta emoción y tanta belleza. En la garganta hay un nudo que nos deja sin habla por un momento y alguna que otra lágrima se escapa. Es un momento mágico que  tenemos la gran suerte los perialeños de repetir en el atardecer de cada 15 de mayo y que siempre, siempre, siempre… nos acompañará en lo más profundo de nuestro ser.
   San Isidro llegó aquí con sol y va a proseguir el recorrido amenazando ya la noche
        -- Pero llegados aquí es el momento de poner al día a la nueva imagen que hace muy poco, el pasado 9 de marzo,  fue entronizada con solemnidad en esta plaza y que permanecerá silencioso todo el año en su hornacina salvo  los días de la romería; quiero contarle algunas de las cosas que hasta no hace mucho tiempo se veían o percibían en esta plaza cuando el nervio y centro vivo de Periana estaba a los pies de su antecesor
  -Hasta esta plaza de la fuente y como encrucijada de las calles que, de alguna manera, la conforman, llegan  entremezclándose conversaciones, olores y sabores...
  -por el frente desde el Bar los Nervios pedazos inconexos de conversaciones mantenidas por quienes hoy les denominaríamos como “contertulios”  paladeando un vasito de vino con su correspondiente y rica tapita de jamón; a eso añadir el  sabor al rico tejeringo (que no churro) hecho y vendido aquí en La fuente por Filomena (a la que conocíamos como Fifa)…  y aromatizado con un fuerte olor a pescado fresco procedente del mercado.
  -por su izquierda: olor intenso y embriagador de la matalahúva del alambique (para nosotros alambrique), olor a aguardiente puro envuelto en sabor a dulces y pan crujiente del horno de los serenos (hoy horno de Anita), pero con mezcolanza de sabor a café de Benítez y olor a perfume de las peluquerías (barberías las llamábamos nosotros) de Pisablando y Cecilio.
  -por su derecha: olor a bar y tienda ligados que proceden de la taberna de Fernando y la tienda de Inés, su mujer,  camuflado con olor al establecimiento  de la Pepita Torres y el desprendido por la carnicería de Perfeto y, algo más tarde en el tiempo, la de la Adela y hoy de su hijo “Pepe la Adela
  -y por su espalda: olor a paños y telas de Pedro el Correo; y justo detrás  del santo: la oficina de Correos (¡el correo!)… ¡Cuántos suspiros a la espera de que nos llegara la carta que tanto esperábamos!.  Y mientras Paco va colocando las cartas en los casilleros, un vistazo a los regalos o libros de Loly, su esposa; de esa forma pasaba el tiempo y era más llevadera la espera.
    Y como notarios o cronistas de cuanto acontece en la plaza y en la fuente: Teresa de la Julia y Antonio Candelas.
    ¿Pero qué pasa en la fuente?, ¿qué observa San Isidro desde su atalaya?
     Pues un bullicio y trasiego constante de personas y animales, ruido de máquinas como tractores y maquinillas… y, últimamente, coches que al amanecer y al atardecer pasan por este lugar a la “ida” y “vuelta” de los campos donde se trabaja. Paso obligado para que los animales beban a la vez que se llena el botijo  que calmará la sed en la dura jornada o las vasijas para regar los arbolillos plantados.
         Y un constante entrar y salir de personas…
Ø de la farmacia de D. Francisco Torres…
Ø de los comercios de Antonio La Purita o Manolo Collareja…
Ø del bar de Francisco el Pañero y después de José Manuel Sarrión, su hijo, más tarde Caja de Ahorros y hoy la tienda de Juanito y Antoñita…
Ø de la taberna de Miguel “Tapaeras”, mi tío, que llamábamos “la tasca”; ¡qué gloriosas tardes de tapas en la camarilla con el pulpillo frito y la cervecita!); por cierto, cámara que temblaba cuando se andaba sobre ella…
Ø y del bar de Antonio Barroso, “castañetas”, donde hoy está la joyería y que pronto se trasladó a la cruz para abrir junto a su vivienda una granja en donde vi por primera vez el cartel que decía “hoy no se fía, mañana puede ser”; claro que ese día nunca llegó. A Antonio, cariñosamente le decíamos el diplomático y el catedrático porque de todo entendía.
    Rarísimo era el día que no se pasase por la fuente, por un sinfín de motivos distintos, una o más veces al día. Cada cual pendiente de su quehacer y sin advertir que San Isidro desde su privilegiado enclave no perdía “puntá”.
    También ha sido testigo de algún hecho excepcional como pudo ser el de los hermanos Rey (los curas Pedro y Santiago) bailando la “yenca” en la llamada “operación silla” para poner en marcha el cine de verano en el lateral externo de la iglesia. Ya se avecinaban cambios. Es cosa de los tiempos. Y es que parte de la vida social que tenía lugar en este sitio se ha desplazado hacia otros lares y, fundamentalmente, hacia el paseo de Bellavista.
       Si San Isidro viviese hoy, seguramente, utilizaría tractor en lugar de bueyes en su trabajo.
   

    -La última foto que quiere  ver la luz es el regreso. La gente se vuelve a congregar en los aledaños de la iglesia para presenciar la vuelta del santo al templo. Se va a repetir la emoción que me embargó en la salida de la procesión y en la fuente: toque y canto del Himno de San Isidro, el alzado y el mecido de la imagen, los vítores que ahora son quebrados y roncos y los aplausos; el fervor es inmenso, se me vuelve a poner el vello de punta y la carne de gallina y un nuevo nudo atenaza mi garganta; a medida que  presiento que se está llegando al final, la melancolía me va embargando; eso sí, hay una gran diferencia y es que soy consciente que es la despedida hasta el próximo año por lo que un deseo-petición se hace presente “ojalá que el año que viene pueda verte y acompañarte por las calles de Periana”   

        Para finalizar queridos mayordomos de San Isidro 2014:
     Mª Carmen Avilés Zorrilla, Francisca Benítez Ruiz, Mª Prudencia y José Isidro Calderón Negro, Miguel Ángel España Fernández, Antonio Mateos Madrid, Rocío Molina Caro, Elías Rafael Molina Solórzano, Cristina Mostazo Pareja, Juan de Dios Oviedo Calderón, Verónica Oviedo Pérez, Yessica Pareja Moreno, Lourdes Retamero Barcos, Alicia Ríos Gallego y Mª Isabel Ruiz Retamero,
       quiero dirigirme a vosotros y daros las gracias por haber pensado en mí para ser el pregonero de San Isidro este año; no sé si habré satisfecho o defraudado la confianza que depositasteis en mí, pero, en todo caso, no dudéis que al aceptar vuestra invitación, ilusión, cariño y respeto le he puesto a raudales.
    Pero no, no es esto lo más importante; lo verdaderamente importante, y os lo dice alguien que fue, junto con Paco Torres y Paco “el correo”, mayordomo durante varios años seguidos, ES que sepáis que si bien no sois imprescindibles porque nadie lo es en este mundo para nada, sí sois muy necesarios para que cada año todo cuanto se relaciona con San Isidro se supere y sea mejor.
     Me consta que cada año dedicáis muchísimo tiempo con esfuerzo, trabajo y, a veces, hasta dinero en hacer posible que todo Periana (incluyendo en ella todas y cada una de las aldeas y cortijadas de nuestro pueblo y también a quienes nos visitan sean o no perialeños), que todo Periana, digo, se emocione al paso de nuestro patrón y disfrute con cuantos actos de divertimento programáis. Y eso no se paga con nada; o dicho de otra manera: no habría dinero suficiente para poderlo pagar.
    Por eso os digo que no desfallezcáis, que os necesitamos, que queremos vivir cada año estos momentos gloriosos y mágicos en torno a nuestro patrón; y que se repitan cada año con más esplendor y solemnidad. Que cuantos estamos aquí, y me atrevería a decir que una gran mayoría del pueblo de Periana, valoramos y agradecemos cuanto sabemos que hacéis; en todo caso nuestro vecino más insigne, San Isidro, que sabe y conoce con detalle el cariño que ponéis, OS LO PREMIARÁ CON CRECES.
     No me alargo más, agradeceros a cuantos estáis aquí el haberme escuchado y eso sí, desearos a todos, con todo mi corazón, que disfrutéis al máximo en estas fiestas que hoy comienzan y ojalá que todos podamos repetirlas y gozarlas durante muchos años.
  Y para que San Isidro siga siendo el protector de Periana, y que no se olvide de todos los perialenses, presentes y ausentes, os propongo que digáis conmigo:

¡Viva San Isidro!,
¡Viva Periana!,
¡vivan los mayordomos de San Isidro!,
y una vez más ¡VIVA SAN ISIDRO en Periana!


Periana 14 de Mayo de 2014

Francisco Moreno Torés
   













El miércoles 14 de mayo, a las 21´30 horas, dio comienzo el tradicional Pregón de las Fiestas de San Isidro 2014 a cargo de D. Francisco Moreno Torés.   
Los vecinos y vecinas congregados en la Plaza de la Fuente volvimos a emocionarnos en un acto que contó con las siguientes intervenciones:
- D. Rafael Torrubia Ortigosa, en representación del Ayuntamiento de Periana.  
- Dña. Cristina Mostazo Pareja (Mayordoma de San Isidro 2014). 
- D. Francisco Moreno Torés, designado Pregonero de las Fiestas de San Isidro. Finalizada su alocución, recibió una placa conmemorativa.
A continuación, los Mayordomos ofrecieron un exquisito ágape a todos los asistentes.
TEXTO: JOSÉ MANUEL FERNÁNDEZ ORTÍZ
MÁS INFORMACIÓN: www.isidrolabrador.blogspot.com 

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