viernes, 20 de mayo de 2011

Mis vivencias en San Isidro 2011 por D. José Manuel Frías Raya.

MIS VIVENCIAS EN SAN ISIDRO-2011

Gema Frías Luque, la responsable de este blog, me envía un amabilísimo correo que remata con la siguiente posdata: “Como último favor, me gustaría pedirle que me relate su experiencia durante estas fechas”.

Admirada Gema, no puedes imaginarte cuanto placer me produce complacer tu petición. Así podré pagarte una infinitesimal parte de lo mucho que te adeudo. Tú me pides que te haga un favor, yo te debo a ti cientos de favores. Sí, cada día cuando entro en tu blog me estas haciendo un favor impagable: sus fotografías, noticias, comentarios, consejos, recopilaciones de otros medios, direcciones, comunicados, convocatorias de eventos, etc., consiguen que viva Periana en la distancia y aminore mi nostalgia perpetua.


Te conocí personalmente el pasado trece de mayo, volvimos a coincidir el día quince, no creo que hayamos hablado más de tres minutos; pero para mi, cuya asignatura favorita era la Psicología en mis estudios de Magisterio y Pedagogía, ha sido suficiente para darme cuenta de la excepcional persona que eres. Aunque de estatura mediana, tú eres muy grande. Hay que tener mucho amor al pueblo para hacer lo que tú estas haciendo por Periana: conseguir que sea conocida en todo el mundo. En mi pregón de San Isidro decía: “ventana abierta / de Periana al mundo: / la bloguera Gema Frías”. Rectificó lo dicho: portón abierto / de Periana al mundo / la bloguera Gema Frías. No es tan poético, pero se aproxima más a la realidad. Tu blog es un inmenso escaparate en el que tiene cabida todo Periana, incluidos los perianenses de la emigración. Podía seguir escribiendo verdades, pero te imagino tan ruborizada que pongo, aquí y ahora, un punto y aparte.

Viernes 13 de mayo de 2011.
 Ha llegado el día. Hoy volveré a mi pueblo; pero, en esta ocasión, a diferencia de las últimas cuatro veces, no será para dar sepultura a un ser querido o ver como ha quedado la lápida del nicho donde reposa. Esta tarde regresaré a Periana para ser el pregonero de San Isidro. La responsabilidad me abruma y me siento feliz, inquieto e ilusionado. Los Mayordomos se acordaron de mí para tan honorable acto ferial y espero no defraudar a mis paisanos.


Faltan tres horas y media para que dé comienzo el pregón y, sorprendentemente, estoy muy tranquilo. Me afeito, ducho y al ponerme el traje de las solemnidades compruebo que me queda grande, mi reciente operación de vesícula ha hecho que pierda bastante peso. Recibo una llamada de mi cuñado, Miguel “El Chupo”, comunicándome que él y mi hermana, María Dolores, me esperan en el coche. Desconecto el teléfono y emprendemos la marcha hacía Periana. Mi cuñado, como de costumbre, pone Radio Ole y nos pasamos todo el trayecto escuchando su peculiar música. Al llegar a Periana aparcamos junto al pub “La Tinaha” que regenta mi primo Pepe. Mi hermana, mucho más nerviosa que yo, se empeña en que me tome una tila, mi primo dice que no tiene infusiones relajantes, me ofrece poleo menta o manzanilla y no lo acepto. A continuación nos dirigimos a “La Tapería lo güeno de Periana” de mi prima Puri, donde he quedado con los Mayordomos, ella si tiene tila y, a petición de mi hermana, me prepara una infusión doble. A la hora acordada llegan mis anfitriones y Andrés, el hijo de mi prima “Feli” Mata, me los va presentando, me sorprende su juventud y lozanía. Al mayor de ellos, Rafael Morales “El Loino”, lo confundo con un primo mío de Regalón, desde entonces, cada vez que nos hemos encontrado, le he llamado primo.

Ha llegado la hora, estoy en capilla y no hay escapatoria. Nos dirigimos hacía La Fuente haciendo parada en el bar Verdugo para tomar algo. Pido un botellín de agua del tiempo y me lo bebo rápidamente, tenía la boca reseca. Se acerca a saludarme Antonio “Rechocho”. Sorprendentemente me abruma más la responsabilidad que el nerviosismo. Estoy en mi pueblo, vuelvo a San Isidro para ser pregonero del mismo, tras 42 años de ausencia, y no puedo defraudar a mis paisanos. Emprendemos la marcha hacia La Fuente, encabezados por la banda de música que toca una pieza alegre. Se aproxima Antonio “De las Angustias” y nos saludamos efusivamente. Lo he confundido con “Los Caribes” y no figura en la relación de compañeros de juegos que cito por apodos, lo grabo en mi memoria para hacer referencia a él cuando llegue a los que vivían en la Cruz. Camino de La Fuente los saludos son continuos… Llegamos a la plaza donde va a tener lugar el pregón y al primero que se acerca para saludarme es mi primo Pepe Frías. A continuación reparto besos y abrazos a diestro y siniestro: Maria Dolores, mi hermana; Miguel “El Chupo”, mi cuñado; Rocío y Esther, mis sobrinas; Margarita, Conchi, Victoria, Puri y Pepe, mis primos hermanos; Antonio “Chicoleo” y su mujer Loli, familiares por parte de mi padre… Descubro que junto a la puerta de la tienda de Juani “El de la Adela” se encuentran mi prima “Feli” Mata y su hijo José Manuel, me aproximo a saludarlos. “Feli” llora al decirme lo mucho que mis padres hubiesen disfrutado viviendo este momento, no puedo remediarlo y se me saltan las lágrimas. Conozco al polifacético Rafa Llamas, magnifico maquetador de ALMAZARA y junto a Rafael Núñez, mi amigo tardío, que también estaba allí para apoyarme, pilares fundamentales sobre los que se asienta la revista. Sigo saludando a conocidos y desconocidos. Todos me desean lo mejor. Los Mayordomos reclaman mi presencia y nos hacen algunas fotos. Miro el reloj y son ya las diez menos veinte, el pregón esta a punto de comenzar. Toma en primer lugar la palabra José María “El Carpintero”; a continuación lo hace el alcalde, Adolfo “El hijo de Eusebio de los Peñones y de la Teresita Adolfo”, hace un original saludo y comienza a presentarme. Descubro que no llevo nada preparado para darle las gracias, podría improvisar un pasable discurso, pero desentonaría de mi pregón que esta escrito en verso. Rápidamente compongo mentalmente un saludo adecuado: ¡Gracias, alcalde! / Y con la venia de usted / comienzo a pregonar.

Ha llegado el momento. Me encuentro mucho más tranquilo de lo que esperaba; pero la emoción y el sentimiento me dominan. La boca la tengo seca. Bebo un buen trago de agua y comienzo a pregonar. Al instante descubro que lo preparado no sirve para nada. Es la emoción y el sentimiento los que imponen su ley y me dejó llevar por ellos. Mi voz sale mucho más fuerte y rápida de lo ensayado, pero no puedo dominarla. Al hacer referencia a mis padres, lloro interiormente. Compruebo que el público asistente escucha con atención mi pregón, algunos, incluso, los noto emocionados, y eso me reconforta. No soy dueño de mi cuerpo. Muevo los brazos señalando en la dirección que marcan los versos, gesticulo, bajo o subo el tono de la voz según me ordena la emoción y el sentimiento y así avanza mi pregón. Los asistentes aplauden por primera vez, y bajo la cabeza para disimular las lágrimas que brotan de mis ojos. Cuando me refiero a don José Toledo, “Pepito el Malagueño”, el maestro de la escuela de noche que consiguió que estudiase, cuando ya no lo esperaba, - incluso me llevó en su coche a Málaga para examinarme de la beca del PIO -, y que ya no esta entre nosotros, no soy yo, es mi corazón, eternamente agradecido, el que grita “San Isidro le dé Gloria”.


Hasta ahora, he evitado mirar al lugar donde se encuentra mis familiares, lo hago y veo que algunos están llorando y otros con las lágrimas saltadas. La boca de nuevo se me reseca y vuelvo a beber. En lugar de ingerir el agua embotellada que tengo en el atril, me apetece dar un trago del segundo caño de la fuente, situado conforme se viene de la carnicería de Pepe “De la Adela”, siempre he tenido la manía de beber en ese caño; pero me contengo para no dar la espalada al público. Mi pregón continúa por los derroteros que me imponen la emoción y el sentimiento. Menciono a ALMAZARA y Rafael Núñez, al que algún día Periana le reconocerá sus muchos méritos, se ruboriza y agacha la cabeza. Me relajo un poco al decir las aleluyas que he escrito para cantar a la feria y observo alguna sonrisa, sobre todo, al recitar la siguiente: “para la niña y el niño / muchos euros y cariño; mi amigo, recobrado, Manolo “El Melillero”, acaricia la cabeza a su hijo Manuel Isidro y me hace un gesto de complicidad. Al referirme a los Mayordomos me giro hacía ellos y compruebo que aprueban mis palabras con insistentes gestos de cabeza. ¡Gracias Mayordomos de San Isidro 2011, por haberme hecho vivir momentos tan inolvidables! ¡Siempre os estaré agradecido! Estoy a punto de terminar y me acuerdo del terremoto de Lorca. Nuestro pueblo sufrió uno similar el día de Navidad del año 1884, debería haberlo citado en mi pregón. Comienzo el apartado XV y último: Santo Patrón de Periana / a ti que tienes el don / de poder hacer milagros, / te demando para todos / trabajo, paz, salud / pienso que aquí puede encajar perfectamente una referencia sobre el pueblo murciano, improviso el siguiente verso: / consuelo para los lorquinos /; pero en lugar de decir lorquinos, digo lorquianos (así se conoce a los seguidores de Federico García Lorca).
Finalizado mi pregón, me hacen entrega de una preciosa placa que ya luce de manera destacada en mi casa. Y lo que sucede a continuación me sorprende y satisface: mucha gente acude a felicitarme. Mi amigo Alfredo Leyva Almendros, escritor de fino estilo, malagueño adoptivo que dejó su alma en Granada, me abraza y me dice algo que no repito por pudor. Algo similar sucede con Rafael “De la Feli” y Paco “El Carpintero”, pero sus opiniones no pueden ser objetivas: nos queremos mucho. El parecer de algunos desconocidos coincide con ellos… ¿Será cierto que ha gustado mi pregón? Rafalito “Gazpacho”, magnífico gañán, se acerca y me recuerda que fue él quién me enseñó a pintar garbanzos… Mi prima Encarnita Mata y Antonio “De Leoncio” tienen para mi frases impagables…
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Domingo 15 de mayo de 2011.
Día de San Isidro Labrador, Patrón de Periana. Hoy, si Dios quiere, - y gracias a las gestiones realizadas por José María “El Carpintero”, un hombre del Renacimiento que vive en el siglo XXI, y que los perianenses hemos tenido la suerte de que nazca en nuestro pueblo; - haré realidad el sueño más anhelado desde que tuve uso de razón: llevar sobre mis hombros a San Isidro Bendito. “Aquel niño que yo fui, / moreno y delgaducho”, nacido en la calle de Las Monjas y que ha pasado la mayor parte de su vida lejos del pueblo que lo vio nacer, cuando le faltan cuatro días para cumplir los 56 años, va a procesionar, por fin, al Patrón de su pueblo, al Patrón de Periana.


Se repite, en parte, el ritual del día del pregón; dejamos el coche junto al pub de mi primo Pepe, saludamos a mi prima Puri “La de los pollos” y rápidamente emprendemos la marcha hacía la iglesia. Estoy ávido por ver a San Isidro puesto en su trono de procesionar. Llego a la iglesia y el bueno de José María “El Carpintero” esta sujetando la campana que tocará el capataz del trono. Nota mi nerviosismo y me tranquiliza al decirme que Álvaro, el hijo de Tere Escobosa y Paco “El Pescaero”, me va a ceder su sitio al salir el trono de la iglesia. ¡Gracias, Álvaro! Son las cuatro y cuarto. Miro el reloj continuamente y no avanza. Hablo con los hermanos “Mendio”, con Jesús “El hijo de la Catalina Zorrilla”, con Francisco “Zunino” y familia, mi primo Paco Mata me presenta a su esposa Leonor, algunos desconocidos me felicitan por mi pregón… pero el tiempo no corre. Comienzan a tocar las campanas, los portadores del trono se preparan y comienza la procesión. Vuelvo a ser el niño que fui, me pego al trono y avanzó junto a él. Paco “El Monaguillo” me mira con mala cara. Recuerdo con afecto a los benefactores que, cuando era niño, me dejaban situarme junto a ellos para calcular cuanto me faltaba para llegar al trono, y casi perdono al malaje que, una vez, me empujó al acercarme a él.


Llegó el momento que llevo toda la vida esperando, Álvaro me cede su puesto y sobre mis hombros posa, por fin, San Isidro Bendito. El Patrón de mi pueblo. El Patrón de Periana. El Milagroso San Isidro. San Isidro Labrador. Lo habitual ahora sería recurrir al tópico y decir: no tengo palabras para expresar lo que sentí; desconfiar de quienes dicen eso: posiblemente no sientan nada. Yo sentí mucho y necesitaría bastantes páginas para escribirlo, pero voy a resumirlo lo máximo posible. En primer lugar siento junto a mi la presencia de mi abuelo Rafael “Ganguita”, él me infundió el amor por San Isidro. Miro a mis compañeros de trono y veo, en ellos, a los niños de mi generación, aquellos con los que yo debía haber sacado a San Isidro. Delante de mí, porta el trono mi primo Santiago “El de la Margara”, detrás va Isidro “Adolfo”, al lado Pepe “El Gallo”, Curro, Rafalito “El Caribe”, Alfredo “El Fabio”, Domingo “Perdigón”… Pero no queda ahí la cosa, las personas que se emocionan y vitorean a San Isidro son las gentes que vivían en Periana cuando yo también vivía en el pueblo. Sobre mi hombro siento una caricia deliciosa. Miro a San Isidro y la felicidad inunda todo mi ser. Mis padres, Manolo “Calayo” y María Dolores Mata, al pasar por donde se encuentran ellos sonríen satisfechos. Me siento en la gloria y gozo el momento. Aliaga, capataz del trono, da instrucciones sobre lo que debemos hacer… San Isidro llega a la casa de mi “tía” Mariquita Raya, comienza a caer trigo sobre el trono y mi cabeza. Retorno a la realidad: estamos en el año 2011, me faltan cuatro días para cumplir 56 años y no conozco a casi ninguna de las personas que tengo a mí alrededor… Quizás todo haya sido una alucinación, pero yo he hecho realidad el más antiguo de mis deseos: portar a San Isidro sobre mis hombros… Hasta aquí llegaba el recorrido pactado. Abandono el trono. Me abro paso entre la muchedumbre y me refugio en un lugar apartado para pensar sobre el momento vivido y desahogarme… Estoy junto a los sacos de trigo que vamos a echar a San Isidro y se me acerca una mujer joven que no conozco, me da las gracias por haberme acordado en mi pregón de su hermano, Antonio “El Cano”, que ya no esta entre nosotros, no podemos contener las lágrimas… Sobre el paso de San Isidro por las calles del pueblo, la apoteosis de La Fuente y su encierro ya escribiré en otro momento. Creo que por hoy, ya esta bien.

José Manuel Frías Raya 19/05/2011

Agradezco a D. José Manuel Frías Raya su generosidad por deleitarnos con estas vivencias que han tenido lugar durante estas Fiestas Patronales de San Isidro 2011, por la rapidez en la redacción y por las muestras de cariño que me ha transmitido.

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